7 de mayo de 2015

Gracias a la vida


    Y la vida, abrió hueco a lo desconocido; a un mundo en el que volvía a su ser; a su verdadero yo, a la persona que yacía olvidada en lo más profundo de su alma.

    Sin esperarlo, apareció, quizá fue el momento, las circunstancias tal vez, la madurez llegó de repente, cuando se dio cuenta de que también merecía sus momentos de felicidad; aquellos que sólo le pertenecían a ella y a lo más íntimo de su ser; aquellos que, sólo a  ella, en su soledad, la hacían sentirse alguien fuerte, con ganas de vivir, de luchar, de pelear y sentirse viva.

    Quizá para el resto sólo pudieran parecer tonterías, pero, para ella, eran momentos de reencuentro consigo misma, con la que un día fue y quizá nunca vuelva a ser. Momentos para recordar en lo más hondo de su memoria; momentos que la retrotraían a episodios que, en su día, la colmaron de felicidad y que, aun siendo irrepetibles por imposibles, siempre estarán marcados en su historia interior, en su actual felicidad y en la futura.

    Son momentos para ella y, por eso, sólo puede dar GRACIAS A LA VIDA, POR HABÉRSELOS MOSTRADO .

1 comentario:

  1. Escribes con mucho sentimiento,piensa en ti ya has dado bastante.
    Un beso.

    menchu_

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