28 de octubre de 2010

Sinceridad


Siempre me ha sorprendido la facilidad con la que, en cuestión de segundos, se puede desplomar el duro trabajo que había sido consolidado con el tiempo.
Siempre he sido persona de fuertes sentimientos: quiero, aprecio, estimo, ignoro, pero todo intensamente. No odio intensamente, puesto que no se odiar. Los años me han dado la madurez y la serenidad para, simplemente, apartar de mi lado todo aquello que me hace daño ya sean personas o circunstancias. Lo cierto es que, a pesar de todo, hay cosas que siguen haciéndome daño.
Me gusta la sinceridad en la gente. Creo que, con educación, la sinceridad es el mayor de los tesoros de los que disponemos las personas. Si además la acompañamos de modestia, unas gotitas de racionalidad, y coherencia, la mezcla está completa. Agitamos bien el frasco y obtenemos la clase de persona de la que me encanta rodearme. Sólo pido una cosa: poder ser con cada persona como ella es conmigo.
Siempre procuro ayudar. No me importa ser la que dé más en cualquier tipo de relación, lo importante para mí es hacer el bien, ayudar y sentirme bien y en paz conmigo misma procurando, a la vez, hacer sentir bien a los demás. Y, a veces, esto se convierte en un defecto.
En ocasiones no he sido todo lo sincera que´, quizá, sólo quizá, debiera haber sido; puede que se haya debido al miedo a perder a esa persona que en su día me importó tanto, que tanto me daña ahora. Pero, lo peor de todo, es cuando percibes en distintas situaciones, pequeños detalles cargados de significado que otros se niegan a ver. Y, por no decirlo claramente, acaban siendo dañadas terceras personas.
La vida siempre nos pone a la gente en el camino por alguna razón, dicen que te lleva un minuto conocer a alguien, dos minutos convertirlo en tu amigo, tres minutos en quererlo y luego, toda una vida en olvidarlo. Sinceramente procuro no olvidar a nadie; nunca olvido situaciones que me han dañado,pero las recuerdo sin rencor... como una advertencia de lo que puede volver a ocurrir. Aún así, salgo lastimada porque la incoherencia, la falta de humildad y el desatino siguen apareciendo por los caminos de la vida, y sabes cuando te van a detener. Aún así les haré frente con toda la sinceridad, todo el buen hacer y toda la comprensión de que soy capaz.

22 de octubre de 2010

Vértigo


Esta es mi nueva adquisición: "Vértigo". Vértigo que me producen mis queridas cervicales, que rechinan como puertas oxidadas.

Parece la palabra que, en los últimos tiempos, definiría mi vida, "vértigo", "al filo de lo imposible" jajajajaja. Al menos, a veces, hasta me río de ellos.

Lo bueno es que estoy demasiado cansada para llorar, deprimirme, quejarme, o enfadarme. Para éso hacen falta fuerzas, y, ahora mismo, no las tengo. No las tengo para compadecerme de mí misma, bastante lo he hecho ya. Pero sí, para mirar hacia arriba y coger el angosto repecho con mucha gana.

El problema de fondo no ha cambiado, pero sí la forma en que yo lo afronto. Peleando, luchando, me niego a que nadie me quite las cosas que, gracias al trabajo y el esfuerzo, he ido consiguiendo en la vida; son pocas, pero son mías.

Algunas de mis amigas me dicen que, desde que he empezado a trabajar, me ha cambiado hasta la expresión de la cara, dicen que parezco otra. Incluso, una de ellas, ha llegado a decirme: "Si la cara es el espejo del alma, estás encantada de la vida".

Y es cierto. Incluso con mi nuevo inquilino, el vértigo, que ha trae hecha polvo desde hace días, y mareada como si me pasara el día y la noche embriagada; con el stress de andar todo el día corriendo de un lado para otro (que me viene bien para mis kilitos de más); deseando que todos se acuesten para tener mis cinco minutos de paz (si consigo no dormirme en el intento); con el agotamiento que, algunos días, me ataca con nocturnidad y alevosía. Aún con todo eso, me siento más feliz que en los últimos meses, siento, al menos, que estoy intentando cambiar algo, que hago frente a mis problemas, me siento útil, hasta el punto de que he cogido otro trabajito para fines de semana. Dicen por aquí que "con poquito a poquito, se hace un muchito". No sé si será cierto pero yo digo : "VÉRTIGO, ATRÁPAME SI PUEDES, JAJAJAJAJAJAJAJA"

9 de octubre de 2010

He Vuelto


Hacía días que no me sentía tan cansada y, a la vez, tan feliz.

Ha sido una semana difícil, de mucho stress, pero ha merecido la pena, porque hacía mucho ya que no me sentía tan a gusto conmigo misma.

No se han resuelto mis problemas, ni de lejos, pero, al menos, he comenzado a vislumbrar una luz donde antes sólo había un lugar lóbrego y sombrío.

Mi cabeza a comenzado a emerger e incluso mis labios han recordado cómo se sonríe y se atreven a hacerlo, sin miedo.

Tengo las manos hinchadas y doloridas, pero me siente alegre; me siento valorada y apoyada; siento, com he dicho en otro lugar, que he empezado a tomar las riendas no sólo de mi vida, sino también de mí misma, que es igual o más importante aún.

Creo que empiezo a salir de esa burbuja asfixiante que me ahogaba y, aunque aún falta mucho para que todo se arregle, estoy feliz, porque al menos siento que pongo todo de mi parte para que así sea; que he puesto las primeras piedras de un nuevo edificio al que pondré por nombre "HE VUELTO" y esta vez para quedarme.

Gata Coqueta: He seguido tu consejo e intento que las pinceladas de amargura, no cambien el color de mi lienzo.
Mistake: Siempre serás bienvenida a mi casa y es cierto lo que dices: "de las cosas malas estamos obligados a aprender; así lo haré.
Africa: He sabido entenderla, como madre y todo va mucho mejor. Ella también ha entendido y ahora vuelve a ser mi pilar; a veces, no entendemos que las personas reaccionan de forma diferente a nosotros.
Menchu: con amigas como tú es fácil ser fuerte
Yeruti: tal y como dices, hay alguien que me ha traído un rayito de luz, y estoy de acuerdo con Ricardo Montaner: "esto también pasará".
Ion: Tú también has acertado, ella estaba sufriendo aún más que yo.
Leonor: Me he concentrado y me he puesto en marcha. Gracias por tus consejos, siempre acertados.
Geli: Yo también estoy segura de que saldremos por la puerta grande.
Canela: Cojo tu mano fuertemente, sigo la luz contigo y con el duende que nos guía a ambas. Hermanilla yo también te quiero.
Kangas: haré caso de tu amigo sonriendo en los días tristes y llorando de felicidad en los alegres
Astrágalo: intentaré no pensar ni buscar el por qué de las cosas, así tardaré menos en encontrar la solución. Gracias.