22 de julio de 2010

Soledad


Ayer, al verte partir,
la mitad de mi alma se fue contigo
y una soledad inmensa,
invadió la otra mitad.

Soledad porque añoro tu compañía;
soledad ante la vida que,
sin , dura se hace;
Soledad de mujer, esposa y amiga:;
Soledad de vacías noches
sin tu necesaria presencia.


Quisiera no extrañarte,
pero tanto es lo que te quiero,
que de extrañarte vivo, y,
anhelando tu regreso, muero.

Soledad, quizá necesaria
para así, bien valorarte.
Que duro resulta amar,
cuando te sientes tan sólo,
faltando, a tu lado,
la mitad de mismo.

Mas prefiero anhelarte y quererte
más si quieres, adorarte,
pues sin tu amor
no imagino mi vida.
Sin tu amor
me volvería cobarde.

16 de julio de 2010

No soporto verte brillar




Cuenta la leyenda que, una vez, una serpiente empezó a perseguir una luciérnaga. Ésta, huía rápido de la feroz depredadora y la serpiente, al mismo tiempok, no desistía.

Huyó un día y ella la perseguía, dos días y la seguía. Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga se paró y le dijo a la serpiente:

-"¿Puedo hacerte tres preguntas?"

-"No suelo conceder ese privilegio a nadie, pero, ya que voy a devorarte, puedes preguntar".

-"¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?".

-"No".

-"¿Te hice yo algún mal?".

-"No"

-"Entonces ¿por qué quieres acabar conmigo?"

-"Porque no soporto verte brillar".

Moraleja: Muchos de nosotros nos hemos visto en situaciones un tanto paralelas en la vida y, muchas veces, nos hemos preguntado: ¿por qué esta persona me hace daño?, ¿qué mal he causado yo para que me ocurran estas cosas?.

Pues ocurre que, simplemente, a una gente no le gusta ver a otra brillar. No le gusta que teniendo, quizá, menos bienes materiales, seas capaz de solucionar los obstáculos que la vida te pone, peleando como un león; no les gusta que te conformes con cosas intangibles, etéreas, como el amor de tus seres queridos, el beso de tus hijos, una caricia, el canto de un pájaro, el olor de las flores... porque esa gente, no sabe el verdadero valor de las cosas.

Pase lo que pase, nunca perdamos nuestra luz, pues, mientras la mantengamos nada nos tocará, nada nos alterará, porque se mantendrá indeleble, intacta, imperturbable..... protegiéndonos de los ataques de quien no disfruta teniéndola. Seamos siempre nosotros mismos. Miremos toda la belleza que tenemos a nuestro alrededor, para recordar lo afortunados que somos, aun con problemas y luchando. Así la luciérnaga siempre logrará escapar de la serpiente.

4 de julio de 2010

Parece que fue ayer

Hay que ver cómo transcurre el tiempo. Desde luego, no se detiene ante nada.

Hoy he echado una mirada, breve, al pasado, al que me ha trasladado un vídeo, el de mi boda.
Se me hace imposible pensar que, casi, han transcurrido siete años desde ese mágico momento, en que creí flotar en una nube. Y me parece increíble pensar, cuántos cambios ha habido en mi vida, en este período de tiempo.

Viendo la cara de aquella delgada muchacha, de mirada resplandeciente, temblorosa como una hoja en otoño, me parecía estar reviviendo los nervios de aquel día. Y sí, me parece que fue ayer, cuando mis pies se dirigían a aquella Ermita, cargados de ilusiones; parece que fue ayer cuando al entrar en ella vi a mi, en breve, marido, con su cara embargada por la emoción y los nervios igualmente.

Cómo me gustaría, aunque sólo fuera por un momento, volver a vivir ese día. Un día que tuve el placer de compartir con las personas que más han significado para mí, las que más he querido, y las que han estado a mi lado en buenos y malos momentos...Lo compartí con mis padres: él todo orgulloso con su hija agarrada a su brazo, muerto de nervios, no sé si por simpatía o por la situación de ser quien me entregaba a mi nueva vida; ella elegante como nunca, emocionada como nunca, feliz por mí como no podía esperar otra cosa de mi madre. Lo compartí con mi, por aquel entonces, pequeño hermanito de ocho años. Él sí que iba nervioso con los anillos en un cojín, pensando en no caerse, vestido como si fuera un clon de mi padre: él quería ir con su traje azul como mi padre, con su flor en la solapa y sus zapatos de cordones. Estaba para comérselo y se lo pasó como los indios. Lo compartí con mis familiares, unos más allegados que otros, con mis amigos, con mi gente, en definitiva. Me faltaron algunos, por circunstancias de la vida, y los eché de menos, por supuesto, pero sé que sus corazones, ese día, estaban conmigo.

Por otro lado, me entristece pensar que en ese vídeo mágico, aparecen personas que hoy ya no nos acompañan, como mis abuelos, pero así es la vida; un día seré yo la que falte.

Me ha gustado verlo; me ha gustado ver lo que he conseguido, emocionalmente, en estos casi siete años. ¡Tengo una familia, mi familia!, algo que siempre soñé desde niña, pues no tuve una infancia ni adolescencia felices, ni fáciles. Pero, afectivamente, mi etapa de adulta, me está recompensado con creces de todas las miserias vividas, y de todas las tristezas. Sobre todo mis hijos, ellos son mi recompensa diaria, mi enganche, mi motor.

Espero que lo que me reste de vida, sea lo que sea, siga, a pesar de los tropezones siendo igualmente bonito que lo vivido hasta ahora.




1 de julio de 2010

Peces de Colores


Hermosos peces arriban a mi orilla,
temerosos de atacar la mar.
Sufridores al pensar en sus profundidades.
Tímidamente se acercan a mi hogar,
allí donde la arena es muy profunda.
A veces, habito a la orilla del mar.
En ocasiones, con las penas,
mi larga cola me hace nadar mar adentro.
Pero siempre van a mi vera,
los peces de colores,
incansables de mi compañía,
incesantes en su altruísmo.
A mis rocas llegan conchas de muchos colores,
aportándole hermosura a mi vida,
y magia en los momentos amargos.
Qué sería de mis olas,
sin mis peces compañeros,
llegados de mil lugares.
Que sería de mi espuma,
sin su incondicional cariño.
Gracias peces y conchas de colores,
algunos de tierra seca, que no árida.
Gracias por el amor sincero,
que, ahora, me es indispensable.
La resaca se lleva mis peces y mis conchas,
más tranquila duermo porque,
al amanecer, con un simple aleteo de mi cola
las volveré a encontrar en la orilla.