Un mes sin fumar. ¡Caray! ¡Cómo pasan los días, casi no puedo creerlo!
Me siento bien, me siento feliz de saber que no necesito el tabaco para vivir.
Tengo mi última cajetilla, mediada, en una estantería de mi cocina. Está ahí desde hace un mes. ¿Para qué? para sentirme más fuerte. A veces, cuando estoy en la cocina, que casi vivo allí, y me entran ganas de fumar, miro la cajetilla y me digo: "¿Te apetece coger uno?. Sí. ¿Lo vas a hacer? No. Y ¿por qué no?. Porque me mata."
Estos últimos días, que mis hijos han estado enfermos, de hecho el pequeño aún sigue, al terminar el día, de repente, me doy cuenta: "Caramba, hoy no me he acordado del tabaco en todo el día, ni una sola apetencia". Y no os hacéis una idea de lo bien que me siento.
No os voy a negar que, de vez en cuando, tengo apetencias, sobre todo cuando una situación me pone especialmente nerviosa o tengo una preocupación importante. Pero me doy cuenta de que si consigo salir de ello sin fumar, el resto de los días el camino será aún más llevadero. Digamos que es una forma de autoconvencimiento, pero me funciona. Claro que cuando se dan estas situaciones pienso: "venga, sólo uno", pero luego me digo : "tú sabes que no será así, así que no lo hagas" o bien, sigo un consejo de una gran guía ,Geja, y me paro a respirar hondo cinco minutos hasta que la gana se me pase y, rápidamente, procuro ocuparme con algo y, con eso, termina mi ansiedad. Es increíble lo que la mente humana puede hacer y como podemos convencernos a nosotros mismos de las cosas, cuando ponemos interés real.
Y desde mi rincón quiero agradecer a Geja su apoyo, porque, sin conocerme de nada está interesándose por cómo me encuentro y es un apoyo constante. Gracias a Angelosa por tu interés y por haberme llevado hasta ella. Y como no, gracias a mis chicas de siempre: Afri, Ion, Menchu, Geli. Gracias por estar siempre ahí, sobre todo en los malos momentos. Gracias de corazón. En verdad no sabéis cuánto significáis para mí.
Un beso a todos.